región del maule
Potrero Grande, un paraíso escondido en medio de la cordillera del Maule
POTRERO GRANDE
Es un pueblito ubicado a 31km desde Curicó hacia la cordillera por la ruta J-65. En el camino hacia Potrero, como le dicen sus coterráneos, encontrarás pequeñas villas como La Obra, Los Niches, La Palmera y Cordillera antes de llegar.
Llegamos un día cualquiera a Potrero. Veníamos desde Los Queñes (otro pueblito de montaña de la Región del Maule y que dá para otra entrada del Blog) pasando por Curicó a la hora de almuerzo y no sin antes visitar el velódromo de la ciudad ciclista. Obvio… había que hacerlo. Entramos sin ser vistos y nos dimos una vueltita #felicidadmáxima

Llegamos a Potrero preguntando donde podíamos acampar. Nos dirigimos al Retén del pueblo y nos dieron el dato de Marisol. Marisol terminó siendo nuestra segunda mamá. Nos recibió en su casa y nos dejó usar la casa rodante que había en su parcela para que pudieramos pasar la fría noche. Primera vez que dormíamos en una casa de este tipo y vaya que experiencia. Todo es pequeño y debes salir de ella para ir al baño.

Al siguiente día Marisol nos dió el dato de visitar Las Buitreras, una cascada ubicada camino a Quebrada Honda, nuestro destino cordillerano de ese día. Objetivo: llegar hasta donde el camino lo permita o haya una puerta que impida seguir. Siempre fue así y siempre será así… el objetivo… llegar hasta el final.
El camino desde Potrero hacia Quebrada Honda tiene bastante subida y está lleno de curvas. Toda la ruta es de ripio y en un estado bastante decente. Si tuvieramos que pensar en un defecto este sería el polvo… pero bueno, ya todos sabemos que forma parte de estas rutas. Lo que más asombra de la ruta es la gran cantidad de bosque nativo siempre verde que cubre estos cerros. Realmente parece que te encuentras en las regiones más australes de nuestro país. La forestal aún no ha llegado hasta este punto. Por suerte.
Una vez que llegamos al fin del camino, el que era cortado por una tranca cerrada y el ruido de unos balazos a los lejos, decidimos volver sin antes darnos un buen descanso. Nuestros descansos eran de 10 minutos, un descanso de 30 minutos significaba una buena siesta. Aprovechamos de tomar una foto de la cordillera nevada que teníamos en ese entonces mirando hacia el norte. Se agradece el pasto verde que teníamos para estirarnos y la buena vista. Porque al fin de cuentas… todo es por las vistas… no?
– «He aquí el fin del camino, esto es lo que nos deparaba la ruta… pero me pregunto: ¿dónde continua?»

En la ida habíamos visto un desvío hacia el sur con un letrero que indicaba «Buchén» y sin pensarlo dos veces decidimos ir a explorar cuando ya veníamos devuelta. Resultó ser una subida de 5km con una pendiente promedio del 11%. Cosa fácil para cualquier mortal. Este nuevo camino termina en un fundo privado con una gran tranca y una caseta o casa en la entrada. El mapa del celular indicaba que había una laguna en el interior del fundo pero lamentablemente sólo los dueños podían ingresar. Resultó ser una agotadora subida sólo para que nos dijeran que no podíamos ingresar.
Lo rescatable si es que en la parte más alta de la subida los robles no tenían hojas y nos llamaban mucho la atención. Suponemos que la nieve hace su trabajo a esta altura y bota las hojas de los árboles. En el descenso del Buchén pinchamos justo cuando pasaba un camión leñero descendiendo desde el fundo. Una vez llegamos a Potrero estaba Marisol esperándonos. Ese día, después de 5 horas de pedaleo habíamos decidido quedarnos un día más, cosa que Marisol accedió de inmediato y nos preparó unos huevos revueltos de miedo.

Resultó que dormimos 2 noches en la casa rodante en Potrero gracias a Marisol. Fue tanta la amistad que hicimos con Marisol que la hemos visitado posteriormente. Un año después, Marisol recibió las colmenas de abejas de la mamá de Francisco en el mismo lugar donde había estado la casa rodante que lo albergó. Cuando nos despedimos de Marisol nos dio una gran cantidad de comida para el viaje que nos duró cerca de 2 semanas.
Sin duda alguna Potrero Grande es un tesoro escondido en la cordillera de la Región del Maule que hay que conocer y explorar. Ve y descúbrelo!